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El Primer Periodico Independiente
del Rincon Mas Bello y Mas Verde del Ecuador
TENGO QUE ESCRIBIR!
By Los Editores

¡TENGO QUE ESCRIBIR!

 

Para no echarlas mis palabras al viento,

Sin que me escuchen lo que digo y lo que siento,

Si las palabras escritas se convierten en historia

Conduciendo al escritor al rechazo, la fama o la victoria

Para sacar la conclusión en mi memoria:

¡Tengo que escribir!

 

Que no se eleven mis pensamientos,

Como pompas de jabón que se elevan con el viento,

Luego estallan quedando en la nada.

Es por eso que:

¡Tengo que escribir!

 

 

Es mejor atraparlas con el pincel,

Plasmarlas en un papel, que no se escapen,

Palabras que se vuelven evidencia,

Las que acoge el lector en su conciencia,

Pues, si el tiempo me amerita mi paciencia:

¡Tengo que escribir!

 

El árbol amigo, el río, las rocas perpetuas,

Las aves, los animales y todo lo que armoniza

Las maravillas de la Creación Divina, me dicen:

¡Escribe! … Escribe que nosotros te dictamos.

Y yo les digo:

¡Gracias! … amigos naturales, por ustedes:

¡Tengo que escribir!

 

Decifrar en letras sus maravillas

Es el deber de aquel que aprecia lo naturo.

Si la Creación del Divino Creador es lo seguro,

Pues, somos parte de ella en la vivencia.

Si con letras se defiende la existencia:

¡Tengo que escribir!

 

¿Qué será de la humanidad, tal vez mas luego,

Si el astro rey ya nos castiga con su fuego?

Que no se rinda más culto al dios dinero,

Destruyendo el entorno en que vivimos.

La Tierra está sedienta día a día,

Mientras que el agua se oculta en la sequía,

Mi pluma lo dirá, tal tiranía.

Y por eso:

¡Tengo que escribir!

 

César Gilberto Pavón

Nota: Este poema, lo escribí basándome en la problemática del tiempo el cual estamos atravesando. Es verdad que el dinero es un mal necesario en nuestra vida cotidiana pero, como dicen por ahí, el dinero no se come. Quizá algún día nos demos cuenta y no digamos, como muchos dicen, que la producción de la tierra sólo depende del hombre y que los demás son cuentos basados en profecías apocalípticas. Tenemos libertad por lo menos para creer lo que creemos, para opinar a nuestra manera, pero lo que nos viene a futuro nadie lo sabe.