¿Se han dado cuenta del repunte de popularidad del ñaño del presidente Correa? Deduzco que al menos una entrevista por día debe haber “ofrecido” a los medios de comunicación en la primera semana de diciembre y por cierto ahora le dan gran apertura en los canales de televisión “independientes”.
Hace poco comentaba el ñaño Fabricio sobre la Ley de Comunicación, denominado por otros “ley mordaza”. Decía que es un proyecto de ley tremendamente malévolo y ponía en alerta a todos los ciudadanos ya que este proyecto de ley podría pasar sin chistar en la Asamblea porque, a pesar que existen algunas voces discrepantes al interior del movimiento gobiernista, cuando llega Patiño, decía, a los “talleres” de Alianza País, que solamente le basta con repartir coscachos a los sumisos asambleístas de Movimiento País y estos, como mansos “corderos”, alzan la mano.
Espero que esto no sea verdad, no porque le tengo terror a los coscachos –al fin de cuentas no soy asambleísta, además mi mamá me jalaba de la oreja cuando hacía alguna travesura– sino más bien porque espero que los inteños que ganaron las elecciones con el auspicio del partido de Gobierno sean valientes –como lo son toda la gente de este lindo valle– y escuchen la voz de su gente, que pide que trabajen sin resentimientos y con el mismo perfil ambientalista que ha caracterizado a esta noble zona a través de más 12 años.

 

Así lo confirma la resolución de la última Asamblea de Unidad Cantonal de Cotacachi, realizada en la parroquia de Imantag, donde hubo una gran concurrencia de inteños que ratificaron su compromiso por defender los recursos naturales.
Así que confío en los dirigentes valientes y libres que sabrán hacer lo mejor por sus parroquias. Porque de lo contrario, penoso sería enterarnos de algún coscacho enviado desde el supremo de la provincia, de Carondelet o de un tal Patiño, y jocoso sería enterarnos a través del colega columnista Ajírocoto.
“¡Toma Coscacho!” Pintoresco, ¿verdad? Algunos amigos comentan que oyendo u observando al ñaño mayor se sacan el estrés y oyendo al menor que está en Carondelet les resulta el efecto contrario. Juzgue usted, amigo lector.