Murieron 11 trabajadores y se inició el derrame de cinco millones de barriles de petróleo en el Golfo de México el 20 de abril pasado cuando se hundió una plataforma operada por British Petroleum (BP), petrolera británica. El 26 de noviembre, un grupo internacional de ecologistas presentó una demanda contra la empresa en la Corte Constitucional del Ecuador. Las y los ecologistas argumentan que es el país indicado para un juicio de este tipo puesto que su Constitución es la única que reconoce que la naturaleza tiene derechos.

 

La demanda
Las personas que han firmado la demanda contra BP son: Vandana Shiva, ingeniera nuclear y ecofeminista de la India; Nnimmo Bassey, presidente de Amigos de la Tierra Internacional, de Nigeria; Diana Murcia, abogada colombiana; Ana Luz Valadez, ecologista mexicana; y, del Ecuador, Cecilia Chérrez, presidente de Acción Ecológica, ONG ecuatoriana que impulsa la demanda, el economista Alberto Acosta, el activista Líder Góngora, los dirigentes indígenas Blanca Chancoso y Delfín Tenesaca.
Los demandantes argumentan que la petrolera sabía de los riesgos involucrados en la explotación petrolera mar adentro puesto que sus actividades ya habían producido derrames parecidos en el Brasil en 2001 y en el mar de Timor en 2009. No piden que la empresa compense los daños con dinero sino que se abstenga de utilizar este tipo de explotación arriesgada, que revele al público todo lo ocultado hasta el momento sobre lo sucedido y que deje de utilizar los químicos tóxicos que se aplicaron para dispersar el petróleo derramado. Además, según la activista Cherres, el objetivo del juicio es “crear un precedente, llamar la atención de la opinión pública internacional y exigir a la British Petroleum que deje en el subsuelo una cantidad de crudo equivalente a la que fue derramada en el golfo”. Asimismo, según la abogada Murcia, “los pueblos del Sur no queremos una compensación económica, el dinero no puede pagar este desastre, queremos que BP deje represada una cantidad de crudo equivalente a la derramada”.
La demanda se basa en el artículo 71 de la Constitución de la República del Ecuador aprobada por plebiscito en 2008. El artículo en cuestión, que establece los derechos de la naturaleza, dice así: La naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos.
Toda persona, comunidad, pueblo o nacionalidad podrá exigir a la autoridad pública el cumplimiento de los derechos de la naturaleza. Para aplicar e interpretar estos derechos se observarán los principios establecidos en la Constitución, en lo que proceda.
El Estado incentivará a las personas naturales y jurídicas, y a los colectivos, para que protejan la naturaleza, y promoverá el respeto a todos los elementos que forman un ecosistema.
Según el doctor Patricio Pazmiño, presidente de la Corte Constitucional: “Se trata de un caso sin precedentes, único en su género. En primera instancia, este proceso irá a una Comisión de Admisión” para determinar si la Corta lo acepta.
Manuel Chiriboga Vega, editorialista para el diario guayaquileño El Universo, describe lo transcendental de la demanda en estas palabras: “La proposición es simple y profunda: las personas necesitamos de la naturaleza para sobrevivir, por lo que si no cuidamos de ella, asegurando la continuidad de los ciclos de vida, estamos condenándonos como especie humana. La evidencia científica es contundente sobre el daño irreparable que las actividades humanas están produciendo sobre el clima. (…) Es una demanda que se relaciona a la obligación humana de no destruir el medio natural que nos sustenta”.

Fuentes: “Demanda contra la BP”, José María Tortosa, Diario INFORMACION, Alicante, España, 1 de diciembre de 2010; “A la justicia, por los derechos de la Naturaleza”, Héctor Alimonda, 8 de diciembre de 2010; “Ambientalistas ponen una demanda en Ecuador contra petrolera BP por derrame”, El Universo, 26 de noviembre del 2010; “Desafíos globales”, Manuel Chiriboga Vega, El Universo, 12 de diciembre del 2010.