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LA PERMACULTURA
By José Rivera

Ronaldo Lec, experto en permacultura, transmitió sus conocimientos a un grupo de 25 personas de la zona durante los meses de octubre y noviembre. El agricultor, indígena maya de la comunidad guatemalteca de Kaqchikel, ha trabajado 15 años en permacultura en muchos países. La capacitación duró nueve días: tres en el Complejo Turístico de Nangulví, tres en la finca de Carlos Zorrilla y los últimos días en Junín. Los participantes obtuvieron un certificado otorgado por el Instituto Mesoamericano de Permacultura. 
El señor Lec dijo que llegó a Intag gracias a la amistad con Peter Shear y Aya Wada quienes lo invitaron a pasar unos días en sus fincas en Intag para practicar la permacultura.
José Cueva, director de Consorcio Toisán, aprovechó la llegada del señor Lec para que capacitara a líderes y representantes de organizaciones inteñas.

La naturaleza tiene todas las respuestas
La permacultura es una forma de practicar la agricultura cuyo fin es lograr asentamientos humanos autosuficientes y permanentes, según el señor Lec. Sus principios han sido seleccionados de varias disciplinas: la ecología, la conservación de energía y el diseño de paisaje. La permacultura se puede adaptar a cualquier condición climática y cultural.


Este sistema se ha practicado durante milenios. Los agricultores que lo adoptan se dejan guiar por la naturaleza, igual como hicieron sus antepasados. En la naturaleza, todo vale, desde los elementos más pequeños hasta los más grandes. Lo que le toca al agricultor es ser un buen observador: la naturaleza ya tiene todas las respuestas; no hace falta inventarse nada. Por ejemplo, para saber el momento idónea para sembrar o cosechar o para recolectar semillas para el próximo año, sólo hace falta observar la luna, planificando estas actividades para la fase lunar indicada.  
Pero la permacultura es más. Su propósito no sólo es producir alimentos sino asegurar que todos los sistemas de vida continúen y se multipliquen, que exista una distribución equitativa de los recursos para que la gente tenga acceso a los necesarios para su existencia.
La permacultura que se practica en la actualidad fue sistematizada en Australia por Bill Mollison y David Holmgren quienes estudiaban los conocimientos ancestrales y tradicionales del ser humano y observaban la forma de funcionar de la naturaleza. Según el señor Lec, para asegurar que siguieran intactas la filosofía y la calidad de la permacultura, los australianos la patentaron.

La agricultura que no se debe practicar
La agricultura moderna es todo lo contrario de la permacultura. Se produce la comida en cantidades masivas, utilizando sustancias tóxicas para el ser humano y la naturaleza. Se agotan los nutrientes del suelo. Se inventan nuevas especies mezclando el material genético de los existentes para satisfacer las exigencias del mercado, en donde la eficiencia es lo único que importa. La eficiencia se mide en términos de la mayor cantidad que se puede producir en el menor tiempo posible. O sea, la velocidad es todo; el tiempo es oro. Pero la naturaleza tiene su propio ritmo que no tiene nada que ver con la velocidad.
Es por eso que los científicos, emprendidos en hacer más eficiente la agricultura, no han hecho nada para mejorar la calidad de las semillas. Lo que han hecho es distorsionarlas, adaptándolas de acuerdo a sus necesidades. Por ejemplo, para hacer más eficiente la producción de papas para el mercado, se ha inventado una máquina para pelarlas. Pero para que funcione la máquina, hay que meter sólo papas completamente redondas, el resto no le interesa a la máquina. Para satisfacer esta “necesidad” de la tecnología, se ha inventado una papa redonda. O sea, al mercado no le interesan las cinco mil variedades de papas que existen en los Andes, creadas por pueblos que sabían observar a la naturaleza y trabajar con ella a su propio ritmo. Después de ofrecer este ejemplo, el señor Lec preguntó cuántas variedades se consumen en el Ecuador. De hecho, se está perdiendo la agro-biodiversidad del país. Para dar un ejemplo: el locro que se solía preparar en la provincia de Carchi, que se basa en siete variedades de papa, ya no existe porque nadie siembra la mayoría de éstas.
A pesar de la pérdida de variedad y calidad, a la agricultura moderna no le faltan consumidores. Según el señor Lec, la gente de la ciudad lo que quieren es llenar el estómago y ni siquiera sabe de dónde vienen los alimentos. Por otro lado, una de cada seis personas en el mundo padece hambre porque las reglas del mercado reinan. Éstas se basan en la competencia, y no en la solidaridad. Las personas que, por la razón que sea, no pueden comprar alimentos no pueden comer.

La importancia de las semillas
La semilla significa muchas cosas: vida, desarrollo, potencial, alimento, salud, medicina, autonomía e independencia; éstas son algunos de los significados que los participantes en el taller mencionaron.
De hecho, la semilla es todo. Según el capacitador, al momento que se pierden las semillas, las multinacionales aprovechan para vender las súper semillas. En ese momento, la comunidad pierde la soberanía alimentaria y se transforma en esclava de las empresas. Y a partir de allí, la gente come según los principios de la eficiencia y no en base de lo que requiere la salud humana y de la naturaleza.


EL PASADO COMO FUENTE DE ALTERNATIVAS

Ronaldo Lec se interesó en la permacultura como manera de revivir los conocimientos ancestrales de su pueblo y así mejorar las condiciones precarias y de pobreza en las cuales vive. El experto es miembro del pueblo maya, de Guatemala, en donde es urgente crear alternativas para satisfacer las múltiples necesidades, afirmó al Periódico INTAG. Las personas que practican la permacultura buscan estas alternativas en el pasado, en los conocimientos ancestrales de los maya.
“Estamos trabajando en los asentamientos mayas en lo que ahora es llamado Meso América, comprendido desde el sur de México hasta Nicaragua y Costa Rica”. En su pueblo existen centros de enseñanza de permacultura donde la gente comparte sus conocimientos y también hace prácticas y descubre nuevas tecnologías basadas en conocimientos ancestrales, indicó el señor Lec.
Uno de los problemas de Guatemala es la mala distribución de tierras. El dos por ciento de la población controla en 80 por ciento de las tierras cultivables. Esto representa un obstáculo formidable a la diseminación de la permacultura.
Su trabajo ha hecho posible viajes a muchos países, como Etiopia en África, Australia, Ecuador y todos los países de Centro América, donde transmite los conocimientos de sus antepasados.  También le gusta trabajar en la permacultura porque lo que trata es de empoderar a la gente, para que sea auto sostenible, en las cosas pequeñas hasta las más grandes.
El conocimiento ancestral está basado en mantener la agricultura. De todos los grupos a los cuales ha dictado talleres, los más difíciles son los conformados de gente preparada, como los técnicos agrícolas, a quienes lo nuevo, basado en la tecnología moderna, es lo que les atrae, mientras lo ancestral consideran algo de viejos, sin valor. Lo que pasa, dijo el señor Lec, es que vienen de una escuela de fórmulas y, como se dice, de una idea cuadrada que los hacen especialistas en una sólo área. La escuela moderna desconecta, no parte de una integración. Pero todo en la tierra está conectado. Lo que busca la permacultura es que los agricultores sean especialistas en todos los campos de la agricultura.
El señor Lec manifestó que se encuentra en el Ecuador por invitación de personas con fincas en Intag y por la antropóloga Laura Rival, de la Universidad de Oxford de Inglaterra, quien hizo su doctorado en la Amazonía, en la comunidad Huao. En Puyo, el experto en permacultura dictará dos talleres.