Periódico
Íntag
El Primer Periodico Independiente
del Rincon Mas Bello y Mas Verde del Ecuador
Periódico ÍNTAG se despide
By Mary Ellen Fieweger

alt

Una experiencia llena de satisfacciones y dolores de cabeza, a veces las dos cosas al mismo tiempo. Esto es lo que ha vivido el equipo del Periódico INTAG durante más de una década. Las satisfacciones se deben a las puertas que nos abrieron el oficio de periodismo: la oportunidad –y la obligación– de aprender de una amplísima gama de temas. Pero las satisfacciones no terminaron allí. Ser parte del equipo de nuestro primer medio comunitario nos permitió conocer a nuestros vecinos –sobre todo, a las personas involucradas en las organizaciones de base y la política–; trabajar en equipo con inteños e inteñas y con voluntarias (casi todas mujeres) de otros países; oír a nuestros lectores preguntar: ¿Cuándo sale el próximo número?; descubrir nuestros talentosos escritores y publicar sus obras; aprender a escribir bien, a investigar, a llevar a cabo una entrevista, a vender publicidades y a elaborar proyectos en la eterna búsqueda de fondos para mantener con vida el Periódico.
Este último punto –la eterna búsqueda de fondos– ha sido nuestro principal dolor de cabeza.  Y es la razón principal por nuestra decisión de dedicarnos a otras actividades de carácter educativo y de igual importancia– por lo menos según nuestro parecer– para el futuro de la Zona. Pero tocaremos en más detalle este tema en su debido tiempo.
A modo de despedirnos a nuestros fieles lectores y lectoras, y a nuestros espectaculares colaboradores, en este último reportaje especial compartiremos con ustedes un resumen de los últimos once años con dos meses. Les ofrecemos un recuento de los temas que han dominado estas páginas, los momentos más llamativos, algunas de las palabras más memorables escritas por nuestros colaboradores y conservadas en estas páginas. Habrá muchas omisiones en vista del espacio limitado y el montón de palabras publicadas en los 75 números del Periódico, y por eso les pedimos perdón de antemano.

Los primeros años
altEl Periódico ÍNTAG nació a pedido de las organizaciones inteñas cuyos representantes, durante un taller de liderazgo dirigido por padre Geovanni Paz, identificaban la falta de comunicación como el problema principal de la Zona. Eran los tiempos de un solo teléfono en la cabecera de cada parroquia, siete en total, en toda Íntag, cuando las noticias corrían de boca en boca, o viajaban en una hoja arrancada de un cuaderno escolar y encomendada al chofer de un bus o un camión para su entrega al destinatario. Las personas que vivían en las comunidades en los alrededores del yacimiento de cobre conocido como Junín ya habían incendiado su primer campamento minero unos años antes y personas de toda la Zona estaban creando alternativas a la minería, conscientes de que, con el cobre allí, un nuevo intento de explotarlo vendría, tarde o temprano, y que el momento de paz y tranquilidad entre vecinos llegaría a su fin.
José Rivera y la autora de estas palabras ofrecieron inventar algo para llenar el vacío comunicacional. Nos acompañó una tercera persona pero, siendo inteligente, no duró mucho tiempo y nadie se acuerda de quién era.
Iniciamos sin dinero, sin oficina, sin teléfono, seguramente el único medio escrito en la faz de la Tierra que funcionaba bajo estas condiciones a inicios del siglo XXI. Pedimos a las personas interesadas en colaborar que dejaran sus escritos en la oficina de Defensa y Conservación Ecológica de Íntag (DECOIN). José visitaba a los ecologistas los domingos para recoger las hojas dejadas allí y las entregaba a su colega quien, en su casa en Santa Rosa de Plaza Gutiérrez, hizo todo posible para interpretar de manera adecuada las palabras, la mayoría escritas a mano con lápiz en esas hojas infaltables de cuaderno escolar. A veces se equivocaba y llegaban mensajes de los autores molestos por la metadura de pata de la editora, el maltrato de sus creaciones. Otras veces, al verse en la obligación de corregir y cambiar textos no tan bien escritos, digamos, llegaban mensajes de autores más molestos aún al ver sus “perlas” modificadas. Gajes del oficio.
Al tener todos los escritos tecleados, la editora hizo un machote, indicándole a Sonia Ruiz, la diseñadora gráfica de la imprenta Abya Yala, en Cayambe, en qué espacio y qué página habría que colocar cada escrito y foto. Luego, entregamos todo a Luis Monangón, el jefe de la imprenta que se ha encargado de imprimir todos los números del Periódico con la excepción del primero. Gracias, Luis y Sonia.

Dos milagros
En la segunda mitad del tercero año de Periódico ÍNTAG, se produjo el primer milagro en la vida del medio comunitario. El rotativo había sobrevivido hasta ese momento gracias a José Cueva, a cargo en ese entonces de la Asociación Agroecológica de Caficultores Río Íntag (AACRI) quien tomó en serio el compromiso de su organización para con el Periódico y nos dio dinero del rubro comunicacional de los fondos de la entidad para la impresión a cambio de un ejemplar para cada miembro de la Asociación y la publicación de una serie de cartillas cafetaleras. Para gastos de transporte, revelado de fotos (estos fueron los días antes de las cámaras digitales), y una modesta compensación (un diario jornalero) que pagamos a José por los días que se dedicaba al Periódico, dependíamos de las pequeñas donaciones de estudiantes universitarios y amigos de otros países. No dejábamos de elaborar y enviar proyectos a un sinfín de de fundaciones. Siempre en vano. A nadie, pareció, le interesaba financiar un medio comunitario. Pero en 2003 por fin recibimos de la fundación estadounidense Threshold una respuesta positiva: íbamos a tener dinero durante dos años para arrendar una oficina, comprar una computadora y algunos muebles, y pagar a un equipo un sueldo, muy modesto, por cierto. Así que, en julio de ese año, César Pavón, Ernesto Játiva y Flora Flores se sumaron al equipo permanente. Sus primeras colaboraciones están en el número 17 del Periódico. Gracias, César, Ernesto y Flora.
altEl segundo milagro se dio en 2005, cuando nos contactaron desde Barcelona, España la catalana Celia Mínguez y el italiano Marco Frattini para averiguar si nos interesaría tenerlos como voluntarios durante un año. La alegría que producía esta noticia se convirtió en euforia cuando la pareja se integraba al equipo. Celia, una diseñadora gráfica de primera y una maestra nata, transformó la apariencia rústica del Periódico en algo muy profesional y enseñó su oficio a Jenny Chapi. Por su parte, Marco catalogó la colección de libros que nos había donado Liborio Tobar unos meses antes y abrimos las puertas de la primera biblioteca comunitaria de la Zona, Jatun Yachay Wasy. Además de diseñadora y bibliotecario, respectivamente, Celia y Marco llegaron a ser dos miembros clave de nuestro equipo. Estaban no sólo dispuestos sino afanosos de irse a toda reunión, taller, concentración, evento que se diera en cualquier punto de la Zona, el cantón, la provincia, el país. El Periódico se enriquecía desde todo punto de vista, comenzando con la presentación y el contenido, evidente a partir del número 39 de diciembre 2005/enero 2006. Gracias, Celia y Marco.

Cómo la minería llegó a dominar nuestros titulares
alt

Entre los dos milagros mencionados, se produjo un golpe muy duro. Se terminó la época de paz y tranquilidad en la Zona producto de la salida de minera japonesa Bishimetals, y llegó su sucesor, la canadiense Ascendant Copper Corporation. En vista de la negativa por parte de la mayoría de inteños e inteñas de recibir a la empresa con brazos abiertos, los mineros optaron por una política de intimidación y violencia marcada por juicios maliciosos y actos de agresión que incluían la contratación de paramilitares, todo en aras de imponer su voluntad en la población.
La primera persona enjuiciada fue la editora del Periódico ÍNTAG, por supuestas injurias calumniosas. El titular que celebraba el acontecimiento, de la primera plana del número 32 reza: “Los daños son millonarios, dice la minera”. Los abogados de Ascendant desistieron después de pocos meses, sin haber logrado intimidarnos. Luego vinieron más juicios a dirigentes comunitarios y ecologistas. Con su política de matonería y su costumbre de contratar a personas con antecedentes cuestionables, la Ascendant logró unir aún más a los inteños en contra de la minería, un hecho destacado por Luis Robalino en una reflexión titulada “Gracias a la minería” del número 26.
Las personas contratadas por la Ascendant protagonizaron una cadena de acontecimientos bochornosos, haciéndonos el favor de proporcionar material para titulares llamativos que aumentaban las ventas. También, la minera fundó dos periódicos, inspirada en nuestro excelente ejemplo. El primero se llamaba Nuestro Cantón, un anuncio de las aspiraciones de los mineros: separarse de Cotacachi cuyo alcalde, Auki Tituaña, no se mostraba dispuesto a ceder en su férrea oposición a la extracción del cobre de Junín, pese a las promesas, los “incentivos” y las amenazas de la empresa. Finalmente, después de unos meses dramáticos en 2006, con las tomas de la asamblea de García Moreno y el Municipio lideradas por los empleados de Ascendant, la entrada en la Zona de paramilitares contratados por Ascendant, la detención de los mismos paramilitares por los comuneros de la concesión minera acompañados por miembros de organizaciones zonales, la llegada de autoridades gubernamentales en helicóptero y la quema de un segundo campamento, la empresa abandonó Íntag. La consecuencia inmediata fue el desplomo de sus acciones en la Bolsa de Valores de Toronto, Canadá y la bancarrota de la empresa.
Como la mayoría de dirigentes de comunidades y organizaciones inteñas, el equipo del Periódico esperaba disfrutar por lo menos unos años de paz y tranquilidad, libres del tema minero que tantos odios, tantas divisiones, tantas perversiones había provocado en nuestro rincón del planeta. La esperanza fue alentada por el joven candidato a la presidencia en 2006, el economista Rafael Correa, que prometía un nuevo estilo de gobernar, un nuevo modelo de desarrollo, el fin de la corrupción y el saqueo de la riqueza petrolera, maderera y mineral del país, y de la repartición tan injusta de los réditos de dicho saqueo, en resumen, prometía el oro y el moro. Pero no el oro que yace en las entrañas de la Tierra, debajo de bosques primarios. De hecho, en una concentración en el sur del país, en donde la amenaza minera pendía con mayor fuerza que aquí, dijo el candidato Correa, casi textualmente: Confíen en mí. No habrá minería a cielo abierto en el Ecuador durante mi gobierno.
En poco tiempo descubrimos que se trataba de un nuevo político pero las mismas mentiras de siempre.
Así que, igual como nuestro primer número, éste, el último, viene con un titular en primera plana dedicado al tema. Lo único que ha cambiado son algunos nombres, comenzando con el de la empresa. Ahora es la CODELCO, minera estatal de Chile. Y ahora sus actividades son aupadas por un Jefe de Estado que se dice socialista del siglo XXI pero que no tiene ningún empacho en incluir en su lista de enemigos a los indígenas, los ecologistas, las comunidades que luchan para defender sus fuentes de agua y sus fincas, los defensores de los derechos humanos, las mujeres (ver el ¡Qué Bestia! de este número para clara evidencia de la actitud troglodita –esta es la palabra que utilizó el general Paco Moncayo– del presidente Correa con respecto a las mujeres), los periodistas, en fin, cualquier persona que se atreve a decirle: “Esta vez no, señor Presidente”. El Gobierno tampoco tiene ningún empacho en enviar militares y policías a comunidades que resisten sus planes, enjuiciar a sus dirigentes por supuestos actos de subversión y terrorismo, violar la Constitución y las leyes que requieren que se lleven a cabo consultas y estudios de impacto ambiental antes de iniciar una actividad que podría producir daños en el medio ambiente y la salud de los comuneros en la concesión minera y sus alrededores.

La resistencia sí ha funcionado
Nuestro compromiso de informar y educar a los moradores de la Zona ha dictado la prioridad concedida al tema minero. La cobertura que ofrecíamos incluyó, aparte de los acontecimientos relacionados con las empresas presentes aquí, información sobre la resistencia en otras partes y las fatales secuelas de la actividad, tanto para el ser humano como para la naturaleza en su alrededor. De hecho, al escribir estas palabras (el 17 de enero), oímos en el noticiero de Ecuador Radio una entrevista con un médico ecuatoriano contratado para examinar a la población de 35 mil habitantes de Ouro, pueblo peruano cuya principal actividad desde hace años ha sido la minería de cobre. Según el médico, el 99 por ciento de la población tiene niveles peligrosos de plomo, arsénico y cadmio en su sangre y orina. Un pueblo entero envenenado. Ouro es donde viven los denominados “niños de plomo”. Este es el precio de la minería. 
También reportamos sobre los triunfos de la resistencia. Por ejemplo, nuestra cobertura de la lucha en Tambogrande, Perú ha sido permanente. Allí los comuneros lograron echar a una empresa que quería minar el oro debajo de sus huertos de cítricos y mangos. Y ofrecemos varios reportajes sobre Salinas de Guaranda, en la provincia de Bolívar, en donde las comunidades dijeron ‘no’ a la empresa Río Tinto Zinc y han demostrado cómo un pueblo entero puede crear el Buen Vivir tan mentado por este Gobierno en base de la agricultura, la fabricación artesanal de quesos, embutidos, hierbas y otros productos, y el turismo comunitario.
Informamos a nuestros lectores, además, sobre la decisión del estado de Wisconsin, Estados Unidos. Allí, a raíz de una campaña de años en contra de la minería, la legislatura estatal aprobó la Moratoria Minera en 1996. La ley no prohíbe la minería pero exige que una empresa que solicita permiso para explotar los minerales del estado demuestre que la tecnología que usará ha sido eficaz, en otro proyecto similar,  en evitar la contaminación de las fuentes de agua. En los 15 años desde que la Ley se aprobó, ha habido decenas de solicitudes para minar las ricas yacimientos de cobre, plomo y otros minerales de Wisconsin pero ninguna de las empresas solicitantes ha logrado demostrar que sí, existe tecnología minera que evite la contaminación de las fuentes de agua. O sea, tomen nota jóvenes que lucen sus camisetas que proclaman: “100% minero” y “Sí a la minería responsable”. Y tome nota también, señor Presidente, una de cuyas preguntas preferidas, dirigida a las comunidades que resisten la minería, es: Enséñame un sitio en donde la comunidad se encuentra sentada en un saco de oro o cobre y no lo explota. Pues, señor Presidente, aquí le tenemos tres ejemplos, entre muchos: los pueblos de Tambogrande en Perú, de Salinas de Guaranda en Ecuador y de Wisconsin en Estados Unidos.

Otros temas
A pesar de su lugar prioritario en la lista de temas que hemos presentado en las páginas del Periódico ÍNTAG, la minería y las otras actividades extractivas representan tal vez el cinco por ciento de nuestras preocupaciones. En segundo lugar está, sin duda, las noticias de las organizaciones inteñas. De hecho, el equipo del medio comunitario ha documentado el quehacer diario de la DECOIN, los caficultores, las organizaciones de mujeres y de jóvenes, los proyectos de ONG como la española Ayuda en Acción/Pro Derechos Ciudadanos (PRODECI), la alemana GEO, la inglesa Rainforest Concern y otros.
Un tema relacionado, puesto que las actividades de la mayoría de organizaciones se enfocan en la conservación y el uso sustentable de los recursos naturales de la Zona, ha sido la naturaleza. Hemos puesto énfasis en la importancia del agua y los bosques a fin de asegurar las actividades agrícolas y ganaderas. También hemos denunciado la tala ilegal de los bosques en áreas protegidas. El lector encontró amplia información en nuestras páginas sobre la creación de cuencas hídricas y bosques comunitarios y parroquiales gestionada por la DECOIN. Y el equipo de Periódico iniciamos nuestra propia campaña informativa a favor de loro orejiamarrillo, en peligro debido a la destrucción de su hábitat y su árbol preferido, la palma de cera, dos años antes de que llegara a ser tema de interés nacional e incluso en la Zona (número 23, abril, 2004, página 11; número 32, febrero 2005, página 10)
Relacionado al anterior es el tema de las otras amenazas, que haría difícil si no imposible llevar a cabo actividades sustentables y de conservación. Una de las amenazas que está presente de manera permanente es la tala de bosques. Las comunidades que enfrentan este problema están, a la vez, involucradas a través de moradores que se dedican a la tala de árboles, puesto que los réditos económicos son superiores a los provenientes de la agricultura. Otro problema es que la dificultad en confiar en las autoridades cuya responsabilidad es parar la tala ilegal. Un caso emblemático es el de Tobías Guaján, cuyos empleados fueron sorprendidos con las manos en la masa y cuyas motosierras fueron confiscadas junto con la madera talada. El tumbador de bosque recibió de vuelta todo lo confiscado poco después, del mismísimo Ministerio del Ambiente.
Una tercera amenaza que ha preocupado a las organizaciones zonales son los planes por parte de empresas de afuera de construir grandes hidroeléctricas en nuestros ríos, sobre todo, en el río     Íntag, el corazón de la actividad turística de la Zona. Como indicó José Cueva en, “¿Queremos ser dueños o empleados?”, uno de los múltiples artículos que escribió al respecto, empresas como Puma Business sembraban “esa mala semilla de la división, tal como lo hizo la tristemente célebre Ascendant Copper para lograr su proyecto. Y están involucradas las mismas personas que en su momento no dudaron en mentir, engañar y agredir a nuestros hermanos y hermanas a cambio de un sueldito de la minera” (número 52, marzo/abril 2008, página 10).
La corrupción es un tema al que nos hemos dedicado de manera permanente, comenzando con en segundo número del Periódico, cuyo titular en primera plana es: “Clausurada oficina e la FENOC-INDA en Apuela” (ÍNTAG, número 2, febrero/marzo 2001, página 1). Y regresamos al mismo tema en el siguiente número, con un artículo titulado “Estas raterías que ha habido en el INDA”.
La educación es otro tema al que hemos dedicado mucho espacio. Antes de inaugurar la sección denominada “Reportaje Especial”, el equipo redactó lo que era, en esencia, el primer escrito en este género periodístico. El titular de primera plana, “Profesores faltones y aulas deterioradas” (número 21, páginas 1-3) se basa en una encuesta de 85 madres y padres de familia sobre la calidad de educación en la Zona. Los resultados confirmaron lo que era –y sigue siendo– un secreto a voces: la pésima calidad de educación aquí, una situación que sí tiene sus excepciones, pero todavía muy pocas. El artículo nos ganó la primera amenaza de juicio, por parte de Manuel Bosmediano, profesor durante años en la escuela de Pucará, a quien las madres entrevistadas calificaron como autoritario y “el campeón del incumplimiento”. El profesor apareció de nuevo en las páginas del Periódico ÍNTAG, junto con el supervisor de educación de la Zona, Rolando Lomas, como gestores de un sistema de alcantarillado que costó entre dos y tres veces lo indicado, según el entonces jefe de Obras Públicas del Municipio de Cotacachi, y que hasta hoy en día contamina con heces humanas el río Toabunche. Por otra parte, la educación aparece de nuevo en el Editorial titulado “El terreno en que echa sus raíces la República” y el Reportaje Especial cuyo título es una cita de Simón Rodríguez, el tutor del libertador Simón Bolívar: “Se buscan: maestros sabios, hábiles y comprometidos”, ambos escritos publicados en el número 48 (junio/julio 2007, páginas 23-26 y 29).
Y las vías han ocupado un sitio prominente en estas páginas. En primer lugar está la carretera Cuicocha-Apuela, la que se pavimenta durante cada campaña electoral, según nuestro colega José Rivera. En segundo lugar están los derrumbes, un constante en la vida de los y las inteñas, realidad que ocasiona no sólo molestias sino pérdidas económicas, tanto para personas que tienen que fletar vehículos privados para llegar a su destino como para agricultores y comerciantes que tienen dificultades en sacar o entrar sus productos.
Un tema ampliamente tratado es el sueño de HidroÍntag, un proyecto ideado por José Cueva y Denis Laporta, que contempla la construcción de pequeñas centrales en los ríos inteños a fin de financiar obras y servicios necesarios para que la Zona logre el Buen Vivir, para ofrecer empleo a los moradores y para contribuir al cierre del déficit energético del país. Y, de paso, puesto que una central hidroeléctrica depende de la presencia de agua que, por su parte, depende de la presencia de bosques, y puesto que la minería destruye bosques, este proyecto representa un argumento contundente en contra de dicha actividad extractivista.
Las campañas electorales y las actividades de los gobiernos locales, cantonales, provinciales y nacionales han recibido una cobertura extensa. También hemos ofrecido análisis de los acontecimientos de extraordinaria importancia en el ámbito mundial: el ataque terrorista en Nueva York del 11 de septiembre de 2001, el tsunami en Japón que destruyó una planta de energía nuclear el año pasado, las protestas del 2011 por parte de estudiantes, ciudadanos de países árabes, gente sin empleo, jóvenes disgustados con la injusticia económica que caracteriza el sistema neoliberal que reina en el mundo, la resistencia a los tratados de libre comercio en algunos países latinoamericanos y la firma de dichos tratados en otros,

Las palabras y los escritores
¿Cuántas palabras hemos publicado? Un montón. Durante la vida del Periódico ÍNTAG, vieron la luz del día –o sea, la página impresa– unas 1’830.000  palabras, esto es, casi, casi dos millones de palabras. Con el tiempo, el Periódico creció de las 12 páginas del primer número a las 48 del número 48, con un promedio, en los últimos años, de 40 páginas por cada número.
Las palabras fueron escritas por 457 colaboradores, entre ellos, 193 mujeres. Como indicamos en el editorial de este número, ellas representan el 42 por ciento de los colaboradores, una cifra muy respetable en vista de la larga marginalización de la mujer en la sociedad ecuatoriana en general y en zonas rurales en particular. También merece mención la colaboración de niños y niñas mediante sus obras escritas y de arte.
Los autores de los artículos, comentarios, poemas y otros escritos aparecen, en algunos casos, una o dos veces en la lista de colaboradores, mientras unos pocos constan en todos y cada uno de los números. Los “reincidentes” más destacados incluyen el poeta cristopambeño César Gilberto Pavón, cuyas obras, tanto en poesía como en prosa, aparecen a partir del segundo número. Flora Flores, poeta apueleña, es otra escritora cuyos versos han mejorado las páginas del Periódico ÍNTAG. Y con menos frecuencia, tuvimos el gusto de hacer conocer unos pocos poemas de Iralda Cousín, del valle de los Manduriacos. Ernesto Játiva, de la comunidad de Pucará, fue otro fiel colaborador incluso antes de integrarse al equipo.  Sus obras tomaron la forma de artículos, cuentos y una carta en la que respondía a las críticas de las que el Periódico siempre era blanco, y que terminó con una cita de El Quijote de Miguel de Cervantes: “Los perros ladran porque avanzamos, Sancho” (No. 14, febrero/marzo 2003, página 20).
Dos de las columnas más leídas han sido “¡Qué Bestia!”, un esfuerzo colectivo del equipo, y “Caracha y Cariucho”, por Ajirocoto, nombre de pluma de un/a inteño/a que siempre daba de conversar. El autor daba cada vez mayores detalles y toda una biografía a su personaje, incluso un marido, Fulgencio, fallecido pero recordado en muchas columnas como referente de tiempos idos. También queremos agradecer la colaboración de Martín Zorrilla que tenía apenas nueve años cuando nos entregó su primera obra, una reflexión sobre la habilidad de los animales de pensar, seguida unos años después por una serie sobre insectos acuáticos. Por su parte, Mateo Robalino compartió con nuestros lectores unas obras de arte espectaculares, una de las cuales, “Los jóvenes Quijotes de hoy”, ganó el primer puesto a nivel provincial en un concurso nacional de arte infantil Para los nombres de colaboradores cuyos artículos y reflexiones han enriquecido estas páginas en mútiples ocasiones.
Durante los últimos cinco años, hemos tenido la valiosa colaboración, a tiempo completo, de una serie de voluntarias alemanas quienes, a pesar de su juventud – la mayoría ha tenida apenas 19 años – han demostrado un compromiso y una madurez increíbles. Las jóvenes con quienes hemos tenido la gran suerte de tener como parte del equipo son: Susana Aboueldahad, Violeta Bold, Elisa Göppert, Sarah Klemm, Mara Neef, Norah Sinn, Helen Wefers y Elizabeth Weydt. Otras voluntarias infaltables cuya participación ha tenido distintas formas durante años son: Linda D’Amico, Alexandra Goldstein y Karen Knee. A todas estas maravillosas mujeres, mil abrazos.
Finalmente, queremos reconocer a nuestra nueva jefa, la coordinadora/directora (nunca hemos llegado a definir por completo su título) de la Casa Palabra y Pueblo, Carolina Carrión. Inició su colaboración con el Periódico y los otros proyectos de la Casa Palabra y Pueblo hace unos tres años, con el número 58. Su interés mayor es la educación y, en aras de contribuir a la mejora de este campo tan esencial para una comunidad, ha lanzado los Círculos de Lectores/Teatreros en Pucará y Apuela. Esperamos que ella y su familia, migrantes de Quito, se radiquen para siempre en la Zona.

Nuestro legado y el futuro
Como equipo del Periódico INTAG, nos despedimos con este número. Pero no nos vamos a ninguna parte. Por lo menos, la mayoría de nosotros nos quedaremos aquí, en nuestra querida Zona. Sólo que vamos a cambiar el enfoque de nuestra colaboración en la construcción de una Íntag informada, respondona y solidaria. Esto haremos mediante Radio Íntag, un medio comunitario en el cual nuestra jefa Carolina Carrión y el miembro más joven del equipo, Pablo Vetancourt, ya han incursionado. También la creación de documentales será una actividad prioritaria mediante los miembros del equipo, Pablo y José Rivera, dos de los co-fundadores de la colectiva V.O.C.E.S. Y todas y todos estaremos dedicando más tiempo a proyectos cuyo fin es mejorar las oportunidades educativas y creativas en la zona de Íntag. Así que, realmente no estamos despidiéndonos sino asumiendo nuevos compromisos.
Hasta la vista.


alt