Cinco jóvenes alemanes llegaron a mediados de agosto para trabajar como voluntarios en Íntag. La Asociación Agroartesanal de Caficultores Río Íntag (AACRI), la Fundación Casa Palabra y Pueblo y el Centro Cultural de Pucará los acogieron. Katharina, Nora, Julian, Dorian y Simon vienen de distintas ciudades de Alemania para trabajar, aprender de una nueva cultura y conocer sobre la vida en el campo. Quisimos saber qué les motivó para venir a Íntag, cómo escogieron los proyectos y cuáles son sus expectativas. Ellos nos dieron sus primeras impresiones.
Los voluntarios, de entre 19 y 22 años, están viviendo con familias inteñas y comenzando su trabajo en las organizaciones. Aunque ya han viajado a otros países, el conocer una nueva cultura y hacer algo bueno les motivó para venir al Ecuador. Averiguaron sobre Íntag y los proyectos con la organización alemana Youth Action for Peace (Acción de la Juventud para la Paz), a través de la cual vinieron. Ellos quieren sentirse más cerca de la naturaleza y, en estos nueve meses, experimentar una forma de vida distinta a la que tienen en Alemania.
La AACRI y sus flamantes trabajadores
Las diferencias con Europa y la gente amable y abierta le motivaron a Katharina Von Knebel regresar a Sudamérica. Estuvo cinco meses en Chile de intercambio. Como quería hacer algo con sus manos y le gusta mucho el café, le pareció perfecto el proyecto con la AACRI. Alemania es más industrializada y ordenada pero hay más stress, afirmó. “Acá la gente es más relajada y vive cerca de la naturaleza”, eso le hace sentir bien.
Por su parte, Julian Jorkowski quiere conocer sobre la gente, las empresas y la solidaridad que hay en la Zona. Le encanta la naturaleza y quiere aprender sobre las plantas y la producción de café. Íntag le ha dado una buena impresión porque la gente es muy amable con los visitantes, comparte más y se nota la alegría que tiene, afirmó. En Alemania la gente tiene su propia habitación, trabaja fuera de casa, hay más individualismo. Acá la vida es más familiar y se ayudan entre vecinos. Son más pobres pero más solidarios, dijo. El joven de 20 años toca la guitarra y le encantaría entonar música nacional. Además, para no sentirse tan extranjero, quiere que le llamen “Don Julio”.
El Periódico y la Biblioteca con caras nuevas
Nora Sinner y Dorian Boyd son los más recientes miembros de la fundación Casa Palabra y Pueblo. Nora aplicó para el voluntariado en el Periódico porque le pareció interesante la iniciativa de este medio por defender la naturaleza y la lucha contra la minería. Comenta que estuvo en Brasil cuando era pequeña y le impresionó la diferencia entre ricos y pobres. Por eso quería un “trabajo que le sirva a la gente”. “No quiero estar como turista”, afirmó. Su meta es trabajar con los niños, en el periódico y conocer los proyectos y problemas con la minería.
Los jóvenes de Apuela tienen un nuevo amigo, Dorian Boyd. Él trabajará con la Biblioteca comunitaria y en el proyecto de los Círculos de Lectores-Teatreros impulsado por la Casa Palabra y Pueblo. El joven, que viene de Hamburgo, estuvo de intercambio en Chile. Esto le motivó para regresar a América Latina. El estilo de vida, la espontaneidad y la actitud diferente es lo que le gusta sobre la Zona. Es más fácil hacer amigos, dijo. Viven con menos plata pero saben compartir y disfrutar lo que tienen, aseguró.
Centro Cultural de Pucará tendrá un nuevo coordinador
Simon Lindenberg, el mayor de los voluntarios, es estudiante de arquitectura en Berlín. Pasa por su segundo voluntariado, el primero fue en Nicaragua. La forma como llegó a Pucará fue distinta a la de sus otros compañeros. Él había buscado un puesto con los proyectos mencionados, pero ya no había cupo. En Alemania le informaron que había la posibilidad de apoyar a la Escuela de Español en Pucará. No le dieron mucha información y no fue lo que inicialmente tenía planeado. Pero lo tomó como un reto. Es así que ahora coordinará las actividades en el EcoPueblo y en la Escuela de Español de la comunidad. Estas actividades le permiten, por un lado, ser su propio jefe y tener más independencia. Pero no tiene el apoyo de un equipo. Está lleno de ganas de conocer, de aprender de la gente y de enseñar lo que sabe. “Ahora me siento más tranquilo porque sé dónde voy a estar y qué voy a hacer”, aseguró.
¡Bienvenidos, jóvenes!