El bosque protector Los Cedros, ubicado en el sector de Manduriacos, es una joya natural que, dentro de sus 6 400 hectáreas, contiene por lo menos 299 especies de árboles, 400 especies de orquídeas y 240 especies de aves. Pero muy pocos estudiantes de la Zona lo conocen.
Esta situación empezó a cambiar del 15 al17 de octubre, cuando unos 35 estudiantes de los colegios de Apuela, Peñaherrera y García Moreno visitaron la Reserva en una gira de observación. Milton Arcos, técnico de Defensa y Conservación Ecológica de Íntag (DECOIN) encargado de actividades relacionadas con la educación ambiental, organizó la gira como parte de la pasantía que hacen todos los estudiantes del segundo año del bachillerato.

 

Charlas y caminatas
La visita empezó con una charla por José DeCoux, fundador y coordinador de la Reserva, sobre su historia y biodiversidad. La siguiente mañana los estudiantes se dividieron en dos grupos: uno se dirigió a una cascada en el río Magdalena Chico que, igual como los ríos Manduriaco Chico, Manduriaco Grande, Verde y Los Cedros, nace dentro de la Reserva. Los jóvenes aprendieron cómo analizar la calidad del agua. El otro grupo hizo una caminata de seis horas, en la cual observaron monos capuchinos y otros animales silvestres, y visitaron otra cascada.
Miriam Tabango, de la comunidad de Santa Rosa de Plaza Gutiérrez, aprendió identificar las diferentes familias de plantas y que algunas plantas, igual que los animales, se dividen en varones y hembras. Pero la cosa que le impresionó más fue la cascada. A Sebastián Delgado, Cristián Enriques y Fernando Viñueza, del Colegio José Peralta de Peñaherrera, les encantaron las orquídeas, los árboles y los animales de la reserva. También fue una experiencia única para los dos profesores quienes acompañaron a los alumnos. “He visto árboles grandes pero no como los que hay aquí,” comentó el licenciado Gilmer Navarrete, docente de Cultura Física y el coordinador de la brigada de medio ambiente del Colegio Nacional Apuela.
Los estudiantes que participaron en la gira vinieron de las parroquias de Apuela, Cuellaje, García Moreno, Peñaherrera, Plaza Gutiérrez y Vacas Galindo. El sábado, después de la merienda, un representante de cada parroquia agradeció al señor DeCoux y a los guías, las cocineras y los voluntarios cuya atención de primera convirtieron el fin de semana en un éxito total.
Por su parte, el señor DeCoux espera que esta visita sea la primera de muchas visitas por parte de otros grupos de la zona y el país. Añadió que, con la extensión de la carretera Chontal-Brillasol, a los visitantes sólo les toca caminar o montar en mula una hora y media para llegar a la Reserva. No cobró a este grupo, pero afirmó que los ingresos que recibe de turistas, y especialmente de grupos más grandes, sostienen la reserva. Varias entidades invierten mucho dinero en educación ambiental, comentó, y se debe usar estos fondos para llevar estudiantes a bosques protectores como Los Cedros y apoyar su conservación.
El señor Arcos también pidió a las organizaciones ambientales que están trabajando en la Zona que apoyen con futuras giras de observación a nivel de colegio. “Lo que me han dicho los chicos es que era un momento inolvidable llegar acá,” concluyó.