Los frejoleros ganaron. El Gobierno también. Este fue el feliz resultado del Programa de Provisión de Alimentos (PPA), hasta que se acabó de manera abrupta y con perjuicios masivos para los agricultores y una pérdida de popularidad de la Revolución Ciudadana.
Gobierno compró a pequeños productores
Ilusionados con la venta de fréjol, los agricultores decidieron sembrar más de esta leguminosa para solventar las necesidades de su hogar. El Gobierno de Rafael Correa, a través del PPA, compraba el producto para los combos alimenticios. A inicios del 2010, la Corporación Talleres del Gran Valle (CTGV), junto a 15 organizaciones más, propuso al Gobierno que compre el producto a los pequeños productores. La Corporación entregó 800 quintales al Programa; el 80 por ciento era de fréjol Alegre y el 20 por ciento de fréjol Bayo. En diciembre del mismo año, hicieron la segunda entrega de 1800 quintales. Convencidos que el Gobierno seguiría con la compra de fréjol, los agricultores sembraron mucho más, según Denis Laporta, gerente de la CTGV. De hecho, planificaron una cosecha de unos 1800 quintales. De estos, 350 eran destinados a un cliente en el extranjero y el resto al Gobierno.
900 quintales sin mercado
Para todos los frejoleros fue una sorpresa cuando se quedaron con el producto sin poderlo vender. Porque el programa ya no va más. Ahora los agricultores de la CTGV tienen almacenados 900 quintales que equivalen a 70 mil dólares. Son 60 familias que se han endeudado para poder cumplir con la entrega de fréjol, dijo el economista Laporta en una entrevista con el Periódico INTAG el 7 de agosto. Si hubieran sabido de la suspensión del programa, no habrían hecho la fuerte inversión, añadió el entrevistado.
El economista Laporta manifestó que la siembra tiene que ser planificada: si hay un pedido, se siembra más; de lo contrario, se queda sólo con lo que va a vender. Indicó que los pedidos de fréjol se reciben en marzo; en vista del volumen solicitado, se hace la siembra.
En el Chota, los agricultores también se emocionaron con el precio de 55 dólares por quintal y decidieron sembrar fréjol Alegre. La cosecha fue tan buena que produjeron 2000 quintales. Lo malo: cuando quisieron entregar el producto al PPA, les informaron que el programa ya se había acabado. Los agricultores del Chota de una u otra forma tenían que vender el producto. Encontraron un intermediario en Ibarra que pagó 28 dólares por quintal. Con este precio los frejoleros no sacan ni el costo de producción. Si el PPA hubiese informado a tiempo que ya no compran el fréjol, los agricultores del Chota habrían optado por sembrar el fréjol Rojo que sí lo venden a mejor precio, aseguró el economista. En cambio los productores de la CTGV solo habrían sembrado para abastecer el pedido que tenían asegurado.
El fréjol y la Consulta
Un dato curioso: les llegó a los frejoleros la noticia de la suspensión del PPA antes de la Consulta del 7 de mayo. En respuesta, los agricultores planificaron una protesta. Pero el Gobierno mandó a los técnicos para verificar la producción de fréjol. Comprobado el dato, los técnicos se comprometieron a comprar el producto una vez que pasara la Consulta. Ganó la propuesta oficial pero perdieron los agricultores porque una vez concluida la campaña electoral, no hubo la compra de fréjol.
Los frejoleros salieron no sólo engañados sino endeudados porque habían sacado un crédito para la siembra. Para colmo, cuando los frejoleros llegaron a las oficinas del PPA, el director les dijo que nunca había un compromiso, según el economista Laporta.
Las ferias
La CTGV forma parte de la Corporación de Frejoleros de la Sierra Centro Norte, que cuenta con 16 organizaciones. La organización logró presionar al Gobierno para que compre el producto a pequeños agricultores, aseguró la misma fuente. La idea fue positiva por varias razones. Por un lado se pagó el mismo precio por todas las variedades de fréjol. Por otro lado, a diferencia de otros años, no se vendió a los intermediarios que siempre compran el producto barato y lo venden caro.
Las ferias del programa eran cada tres meses, pero en el 2011 las cosas cambiaron: los técnicos no daban nuevas fechas para estos eventos. Por último le dijeron a la Coorporación que ya no va a comprar nada más en este año.
Ahora están pensando hacer la marcha que no la hicieron antes de la Consulta. Quieren llegar hasta la Presidencia para saber si la decisión de no comprar el producto sale desde el Ejecutivo.
Lo que le preocupa al economista Laporta es que se acerca la siembra y no han pagado todavía el crédito de la siembra anterior. Son dos años que la Coorporación está viviendo sin proyectos. Su meta es demostrar que son autosustentables los pequeños productores. Pero al experimentar una mala pasada como la del PPA, se puede seguir dependiendo de proyectos de afuera.
En el 2010, la Corporación generó 200 mil dólares; de ellos, el monto de 154 mil llegó a 120 familias, directo al agricultor de la parroquia de García Moreno. La idea de comprar a los pequeños productores que producen frejol, quinua, panela y un sinfín de productos más es preferible al dar un bono.
Si el Gobierno decide anular un programa como éste, debería hacerlo paulatinamente, afirmó el economista Laporta, y no cuando el producto ya ha sido cosechado. “La revolución ciudadana está en marcha, pero hacia dónde”, se preguntó el economista Laporta.