La red de alcantarillado de Pucará ha sido una fuente de conflictos y contaminación desde que se inició la construcción hace tres años. La obra cuenta con tres inspecciones técnicas desfavorables y un análisis de agua alarmante, pero las autoridades no dan solución. Más increíble aún, existen presiones para recibirla en las actuales condiciones. El presidente de la comunidad, Marcelo Lalama, propone una reunión con todos los actores que han intervenido en la ejecución de la obra o que son afectados por ella: representantes de la Fundación Ecuatoriana de Desarrollo Social (FUNEDES), responsables por su ejecución; la Embajada de Japón, entidad que la financió; el Municipio, la Junta Parroquial de Apuela y la comunidad. El propósito sería tomar soluciones urgentes, que incluyen la fiscalización propuesta por las autoridades parroquiales (ver INTAG 62, página 13).
Historia del proyecto
La red de alcantarillado de Pucará se convirtió en una manzana de discordia al iniciar la instalación hace unos tres años. Primero, la comunidad nunca definió el alcantarillado como una necesidad prioritaria puesto que todo el mundo tenía pozos sépticos. Luego, según la administración municipal anterior, el valor de la obra fue entre dos y tres veces lo que debería costar una red de estas características y, hasta el momento, nadie, ni la Embajada de Japón ni FUNEDES, ha explicado el porqué de este aparente sobreprecio. Finalmente, y más preocupante aún, la obra está mal hecha.
Esta afirmación no viene de los comuneros sino de tres inspecciones llevadas a cabo por tres entidades en tres fechas distintas. La conclusión de todas las inspecciones es la misma: se trata de una obra pésimamente hecha que ya representa un peligro para la salud de la comunidad.
Detalles de las inspecciones
La Junta Parroquial llevó a cabo una inspección en septiembre del 2009. Como resultado, el presidente Oswal Erazo indicó que la Junta iba a fiscalizar la obra y solicitar las garantías necesarias. Pidió, además, que “la FUNEDES dé cara a la comunidad y la Junta Parroquial”, algo que no ha sucedido hasta el momento.
Luego, un técnico del Departamento de Biodiversidad del Municipio llegó en mayo del 2010. El funcionario encontró graves problemas pero hasta el momento no entrega el informe al presidente de Pucará.
El informe del inspector de Sanidad del Íntag, Pablo Almeida, sobre la visita hecha el ________, afirma que “la red del alcantarillado es una fuente constante de contaminación” por las malas instalaciones y “están próxima a rebosar las aguas servidas en el pozo séptico”. Además, asegura que “la obra no fue entregada y no saben el funcionamiento de los filtros que posee”. El informe también constata que “sólo tienen conectada cuatro familias y representa problemas”. Además, parte de la red encuentra en la superficie.
Finalmente, el 26 de agosto, la doctora Karen Knee tomó muestras de los tanques que suministran agua a la comunidad y también del río, a unos pocos metros de donde se descarga los desechos de la alcantarillada. Los resultados indican que el agua que utiliza la comunidad es de buena calidad. Pero la situación del agua del río unos cinco metros de la tubería de la alcantarillada es grave: allí la científica encontró una altísima cantidad de E-coli, la bacteria que se encuentra en las heces. En pocas palabras, existe en el río un foco serio de contaminación peligrosa para la salud humana y la de las otras especies que utilizan o dependen del agua del río.
Y ahora, ¿qué?
El tiempo sigue pasando. Las autoridades comunales han tratado de conversar con las autoridades parroquiales y municipales y con los responsables de la construcción, pero los resultados han sido nulos. No se vislumbra una solución al problema que cada vez tiene implicaciones más graves. Mientras tanto, Pucará queda con una obra inservible por ser mal hecha con dinero mal utilizado y, tarde o temprano, la comunidad padecerá de graves problemas de salud.
Pero esto no es todo. Gracias a la ineptitud o la corrupción o el quemeimportismo –o las tres cosas– de las personas e instituciones asociadas con la red de alcantarillada de Puacará, la Embajada de Japón, ha suspendido el financiamiento de otros proyectos en la zona. Cabe añadir que los funcionarios de dicha Embajada han manifestado poco interés en llegar al fondo de este problema, mediante una investigación para señalar los individuos responsables y obligarles a tomar las correctivas del caso.