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El Primer Periodico Independiente
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El mundo Árabe convulsionado
By Simon Lindenberg y Nora J. Sinner

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Una tragedia personal ha cambiado el destino de naciones enteras. Cuando Mohamed Bouazizi, oriundo de la República Tunecina, se suicidó, no sabía que su fallecimiento causaría lo que hemos mirado en los noticieros desde los primeros días de enero: verdaderas revoluciones en varios países, tanto en el norte de África como en la península árabe y el Medio Oriente. Mohamed vivía en la ciudad de Sidi Bouzid, en el centro de la República Tunecina, donde trabajaba como vendedor de frutas y verduras. El dinero que ganaba tenía que abastecer a su madre y cinco hermanos, pues su padre había muerto años atrás. A pesar de ser bachiller, Mohamed no encontraba un trabajo seguro, por lo que tenía un pequeño puesto de ventas en Sidi Bouzid. Y por falta de dinero, no podía pagar la licencia necesaria para tener una tienda. Así que trabajaba ilegalmente. Por ello, las autoridades le quitaban, de vez en cuando, su mercancía o su balanza, imprescindible para su trabajo. El día 17 de diciembre del año pasado, la desesperanza motivó a Mohamed a echarse encima gasolina y prender mecha. Sufrió graves quemaduras. Pocos días después, murió.

La gota que derramó el vaso
La muerte de Mohamed Bouazizi, un hombre común y corriente, se convirtió en una mecha que ha prendido incendios inimaginable en el norte de África y en el Oriente Próximo. En Túnez, capital de la República Tunecina, una ola de protesta contagió a las poblaciones de países vecinos. La gente allí sigue protestando contra sus condiciones de vida y la represión que sufre. En el caso de Egipto, los manifestantes lograron liberarse de su gobierno dictador. Ahora, la mayoría cree que las cosas cambiarán, que en futuro la región vivirá un florecimiento económico, que se instalará un sistema democrático y que se romperán las viejas estructuras. ¿Será?

La Revolución de los Jazmines en Túnez
altEl 7 de noviembre del 1987, llegó al poder en Túnez Zine El Abidine Ben Ali. Luchó contra el terrorismo islamista, lo que le servió de pretexto para imponer leyes muy estrictas que prohibían una oposición política y que le permitían mantenerse en el poder. Pero 23 años después, cansada de tanta represión, mucha gente se levantó contra el Jefe de Estado. El pueblo tunecino aprovechó la muerte de su compatriota Mohamed Bouazizi para exigir públicamente más libertad política y de opinión, y un mejor futuro no solamente para los amigos del Presidente, sino para todo el pueblo. Las manifestaciones se convirtieron en batallas campales en varias ciudades del país, con policías y manifestantes enfrentados y con muchos heridos y muertos. El movimiento se llama la “Revolución de los Jazmines”,por la flor nacional de la República Tunecina.
El 14 de enero, Zine El Abidine Ben Ali huyó a Arabia Saudita. El 17 de enero, se publicó la lista de los miembros del nuevo gobierno. Estaba conformado, en parte, por políticos que participaron en el régimen anterior. Esto provocó más manifestaciones. Las protestas siguen. Han dimitido todos los ministros de Ben Ali. El pueblo exige una asamblea constitucionalista en vez del actual gobierno de transición. Como consecuencia, el 27 de febrero, los integrantes del nuevo gobierno de Mohamed Ghannouchi renunciaron.
El futuro de la ciudadanía tunecina es incierto. La gente  teme que el presidente derrocado y las elites que lo apoyan regresen al poder. Lo más urgente es la convocatoria de una asamblea constitucional que ponga punto final al régimen anterior. A mediados de julio habrá elecciones. Mientras tanto, la desconfianza reina. Miles de personas han huido a Europa, pese a no estar bienvenidos y que allá son relegados a campamentos de refugiados.
Pero a pesar de la incertidumbre que vive el pueblo tunecino, su ejemplo ha sido tomado a pecho por sus vecinos: estallaran manifestaciones y verdaderas guerras civiles en toda la región. El segundo país para incendiarse fue Egipto.

El Día de la Ira

altInspirado por la Revolución de los Jazmines, el pueblo egipcio se sublevó en contra de su presidente Hosni Mubarak. Gobernaba el país desde 1982 con la Ley de Emergencia que le permitía la censura de la prensa y que evitaba la formación de una oposición. Al salir a las calles, los egipcios han dicho ‘basta’ a décadas de represión política, corrupción, pobreza y etcétera.
El 25 de enero arrancaron las manifestaciones. La policía apresó a más de 800 personas dentro de tan solo dos días. A continuación, el Gobierno bloqueó la internet para evitar que los manifestantes se coordinaran a través de páginas web como Facebook y otros foros sociales digitales. Sin embargo, el pueblo logró organizarse para expresar su opinión. A pesar de la actitud violenta de la policía que ya había provocado muchos muertos, los manifestantes no se dejaron intimidar: en la Marcha del “Millón de Hombres” participaron más de dos millones personas para exigir que el presidente Mubarak dimitiera. Además, los dirigentes llamaron al pueblo a que asistiera en el “Día de la Ira” para expresar su descontento con la situación política y económica. Durante los siguientes días, los manifestantes se reunieron muchas veces en la Plaza Tahrir, rodeados por el ejército y seguidores de Mubarak. Los que apoyaban a presidente atacaron más y más a los manifestantes.
El presidente Mubarak intentaba recuperar el control del país, al prometer reformas democráticas. Pero el pueblo insistió que dimitiera. El 11 de febrero el Gobierno de Egipto quedó a cargo del Concejo Militar. No obstante, seguían las manifestaciones: el pueblo no confiaba en que los militares implementara sus exigencias. Aún hoy en día, no se sabe adónde llevará al pueblo egipcio la revolución que está en marcha.
El Concejo Militar asegura que realizará las reformas necesarias para elegir democráticamente a un nuevo gobierno. Los cambios son, entre otros, la limitación del mandato presidencial a ocho años, la simplificación del trámite para nominar a un candidato que no forme parte de un partido y el control de la elección por parte de la función judicial. Habrá una consulta popular sobre este punto el 19 de marzo. No obstante, el alemán Wolfgang Merkel, experto en el tema, las condiciones en Egipto son adversas a un cambio exitoso. Mubarak dejó su cargo, pero las elites viejas todavía existen. La oposición, por su parte, consiste en grupos aislados que necesitan tiempo para organizarse. La falta de experiencias democráticas, el bajo nivel de educación y, sobre todo, el hecho de que mejoras económicas en un futuro cercano son poco probables, son más factores en contra de un cambio exitoso. El 40 por ciento de la población vive en condiciones de pobreza y muchos factores más están en contra. Pero también es un hecho que la población se levantó pacíficamente contra el viejo Régimen. Hace unas semanas no parecía posible que Mubarak dejara su cargo político. Además los países desarrollados tienen un fuerte interés en la democratización de Egipto, país por donde se transporta gran parte del petróleo.  Así que, la situación está en veremos.

Guerra civil en Libia
En Libia, el pueblo se levantó para expresar su descontento con una situación caracterizada por arbitrariedad y la corrupción. Las manifestaciones empezaron el 15 de febrero a nivel nacional, cuando ya habían triunfado las revoluciones en Túnez y Egipto.
El presidente libio, Muammar Al Gaddafi, tomó el poder en 1969, así que tiene más de 40 años luchando contra la oposición, censurando la prensa y apoyando actos terroristas en Europa y Norteamérica. La mayoría de la población libia tiene menos de veinticinco años, así que muchos nunca han vivido bajo otro gobierno.
Ya durante los primeros días de la rebelión, la policía y el ejército disparaban a civiles. El Régimen no hablaba de manifestantes sino de terroristas y drogadictos. Afirmó que las protestas eran apoyadas por Al Quaida y Osama Bin Laden. A pesar de la lucha del Gobierno en contra de los manifestantes, estos lograron el control de grandes partes del país, defendiendo ciudades enteras contra las tropas de Al Gaddafi. Después de solamente ocho días de rebelión, ya se hablaba oficialmente de más de mil muertos, mientras ha estallido una verdadera guerra civil en el país norteafricano: Muammar Al Gaddafi ordenó el bombardeo de ciudades controladas por tropas rebeldes, y las manifestaciones son reprimidas por tanques de guerra.
Hasta ahora, siguen las batallas entre las tropas del gobierno y los rebeldes. Diplomáticos libios han abandonado a su Presidente. Las Naciones Unidas y la Unión Europea han deliberado sobre sanciones en contra del régimen libio, y barcos de guerra y tropas estadounidenses se han dirigido hacia el país. No se sabe hasta ahora cómo seguirá la crisis en Libia.
Mientras en Túnez y Egipto, los protestantes tuvieron éxito y los gobernadores dimitieron, el presidente Muammar Al Gaddafi lucha para mantenerse en el poder. Castiga a todos que han exigido y siguen exigiendo su salida. Mercenarios operan en conjunto con sus seguidores en contra de los denominados ‘enemigos públicos’ de la oposición. La situación se agudiza con cada día. Expertos temen la fragmentación del país. La Organización de Naciones Unidas ha tomado las medidas usuales para ejercer presión sobre Gaddafi. Libia ha sido excluida del Concejo de Derechos Humanos y hay un embargo en la venta de armas al país. Aunque su posición se complica cada día porque socios comerciales importantes como Italia cancelan sus relaciones, Gaddafi no se rinde.

Otros países, otras manifestaciones
En Argelia, Marruecos, Líbano, Yemen, Siria, Jordania, Omán y Bahréin los pueblos han protagonizado un sinnúmero de manifestaciones en contra de los dictadores y reyes de estos países durante las últimas semanas. Exigen libertades, como la de expresión, y que los gobiernos hagan algo en contra del desempleo y de la pobreza. Pero hasta ahora las autoridades se han mantenido en control de la situación en estos países. Durante las próximas semanas, veremos las consecuencias de las sublevaciones en el mundo árabe.

La herencia de Mohamed Bouazizi

Pero nunca sabremos si los acontecimientos actuales son lo que quería provocar Mohamed Bouzazi, el vendedor tunecino cuyo suicidio fue la gota que derramó el vaso de los pueblos del mundo árabe. Sus hermanos dicen que no le importaba la política. Afirman que ni siquiera quería suicidarse y que su muerte fue un horrible accidente. Pero esto no importa. Lo cierto es que su muerte hizo patente el afán de vivir en libertad de pueblos enteros.

http://www.tagesschau.de/ausland/gaddafi208.html
http://www.lavozdegalicia.es/mundo/2011/02/27/0003_201102G27P27991.htm
http://www.tagesschau.de/wirtschaft/italienlibyen102.html
http://www.n-tv.de/politik/Welt-fordert-Gaddafis-Machtaufgabe-article2713916.html
http://www.tagesschau.de/ausland/ghannouchiruecktritt104.html
http://www.tagesschau.de/ausland/aegypten728.htmlhttp://gestion.pe/noticia/720333/petroleo-sube-mas-nuevas-protestas-medio-oriente
http://es.wikipedia.org/wiki/Libia
http://es.wikipedia.org/wiki/Egipto
http://es.wikipedia.org/wiki/Túnez
http://es.wikipedia.org/wiki/Revolución_tunecina_de_2010-2011
http://es.wikipedia.org/wiki/Revolución_egipcia_de_2011
http://es.wikipedia.org/wiki/Protestas_en_Libia_de_2011
http://es.wikipedia.org/wiki/Hosni_Mubarak
http://es.wikipedia.org/wiki/Muammar_al-Gaddafi
http://es.wikipedia.org/wiki/Ben_Ali
http://www.tagesschau.de/ausland/dossiers/index.html
http://www.spiegel.de/
http://www.taz.de


 

EL PAPEL DEL PETROLEO EN LOS CONFLICTOS

Antes de las revoluciones en el mundo árabe, las relaciones diplomáticas de los gobernadores de esos países con esos del “mundo desarrollado” eran bastante buenas. Ahora, ha cambiado el asunto. Entonces, la pregunta es: ¿Por qué los políticos antes no hacían caso de la represión y las violaciones de los derechos humanos?  
La respuesta es fácil. La región del Oriente Próximo tiene una gran importancia para todo el mundo. La región cuenta con el 61 por ciento de los recursos petroleros del mundo. Como consecuencia de los levantamientos, los precios de petróleo subieron en un 20 por ciento.

http://www.lichtblickblog.de/2011/02/04/die-ereignisse-im-nahen-osten-der-energiemarkt-und-desertec/
http://www.wiwo.de/politik-weltwirtschaft/die-revolution-in-der-arabischen-welt-bedroht-die-energieversorgung-456100/

 

Historia personal de Al Gaddafi

Muammar Al Gaddafi llegó al poder en 1969. Desde entonces, gobernaba Libia con mano dura. Al principio, muchos gobiernos lo rechazaron por sus tendencias socialistas. Más tarde, se le consideraba como ayudante del terrorismo islamista internacional, ya que ordenó y pagó un atentado en Berlín, Alemania, que produjo la muerte de tres personas. Además, apoyó un ataque terrorista en Lockerbie, Escocia al volar un avión; murieron más de 200 personas.
Pero con el tiempo, se hizo las paces con los líderes de los países ricos, como el ex presidente de los Estados Unidos, George W. Bush. La Unión Europea y Estados Unidos necesitan el petróleo de Libia. Además, el país árabe se ocupaba de miles de refugiados del continente africano los cuales estaban partiendo a Europa que no los quiere. El Gobierno de Gaddafi los detenía y los deportaba antes de que pudieran cruzar el Mar Mediterráneo., ganándose el apodo del “perro guardián de la Unión Europea”.

La actitud cínica de los gobernantes
Mientras las relaciones internacionales iban mejorando, la situación interna era un caos. Estalló la guerra civil. Y tanto la Unión Europea como Estados Unidos se ven metidos en un lío. Por un lado, deben ayudarle al pueblo libio, apoyándolo en su camino hacia la libertad y la democracia. No olvidemos que ésta ha sido la explicación que dieron los gobiernos al invadir al Irak y Afganistán. Por otro lado, para defender sus intereses económicos, o sea, para garantizar que sigan las entregas de petróleo y las detenciones de refugiados, les conviene a los gobiernos que mantenga su poder Al Gaddafi. Pero esto significaría seguir oprimiendo su pueblo, ignorando valores democráticos y humanitarios y siendo un perro guardián de la Unión Europea.
Así que, oficialmente, muchos gobiernos le piden a Al Gaddafi que renuncie. En esto, coinciden las exigencias de la Unión Europea, de los Estados Unidos, de Venezuela y otros países más. Gaddafi ya no tiene apoyo en el mundo político. Pero, ¿por qué nadie decía nada antes. Al fin y al cabo, la represión del pueblo de Libia no es nada nuevo. La única explicación: un cinismo sin límites.

http://www.handelsblatt.de
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