El capitalismo moderno es “un sistema bien raro, en que la destrucción se cuenta como desarrollo”. Este fue uno de los puntos claves de la intervención de la ambientalista Vandana Shiva en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en Quito el 25 de noviembre. La doctora Shiva, quien estaba entre los físicos más respetados de la India antes de convertirse en activista ecológica internacionalmente reconocida, habló sobre el tema del ecofeminismo. Cientos de personas, entre ambientalistas, estudiantes y académicos, asistieron a la charla, parte de una conferencia sobre los derechos de la naturaleza consagrados en la Constitución del 2008. A continuación, un resumen de su presentación.
Un sistema económico perverso
El patriarcado capitalista caracteriza a los hombres europeos y sus actividades tradicionales como activos, mientras las mujeres, los indígenas y sus actividades típicas son pasivos. Afirmaciones como “las mujeres no trabajan” y “la agricultura indígena no es productiva” reflejan esta forma de ver el mundo. Y no se limita a misóginos o racistas. El patriarcado capitalista es la base de nuestro sistema económico y define lo que son el buen vivir y el desarrollo económico.
En el patriarcado capitalista, explica la doctora Shiva, la destrucción se denomina creación y la creación verdadera desaparece. Si una familia, una comunidad o un país producen todo lo necesario para vivir, no cuenta como producción. Dentro de este sistema, existe el desarrollo sólo cuando se exporta lo producido y se compra lo requerido. Talar un árbol, construir una represa, comprar y usar fertilizantes artificiales: estas actividades se caracterizan como el progreso. Mientras tanto, conservar un bosque, proteger un río o realizar una agricultura orgánica no cuenta para nada.
Las definiciones de ‘riqueza’ y ‘pobreza’ usadas por los gobiernos, el Banco Mundial y otras entidades de ‘desarrollo’ también tienen sus raíces en el patriarcado capitalista. La gente se caracteriza como ‘pobre’ por la cantidad de dinero que gana o gasta. Pero en realidad la plata no siempre puede comprar la educación, la salud, la dignidad o la felicidad. Para dar un ejemplo concreto, las maquiladoras a menudo se justifican como el primer paso en la salida de los trabajadores de una economía basada en un dólar al día. Pero una persona puede ser más pobre con 20 dólares diarios que con uno, si le toca pagar por cosas que solía obtener gratis, como agua limpia, aire puro y comida sana.
¿Qué es el ecofeminismo?
El ecofeminismo es el rechazo del patriarcado capitalista. Esta cosmovisión valora a las mujeres, la naturaleza y la vida más que las cifras de la macroeconomía. Representa la unión entre el feminismo (la lucha para la igualdad entra hombres y mujeres) y el ecologismo (la lucha para respetar y proteger el mundo natural). Según la doctora Shiva, el primer principio de esta filosofía es el reconocimiento de que la Tierra es un ser vivo y sagrado que sostiene todos los procesos de la vida, inclusive nuestra economía explotadora.
Así como el patriarcado capitalista es una cosmovisión, y hay mujeres que lo han adoptado, tanto los hombres como las mujeres pueden ser ecofeministas. Una ideología feminista que no reconoce los derechos de la naturaleza sólo replica el patriarcado, dijo la activista. Ésta alza a unas pocas mujeres –como la ex secretaria de Estado estadounidense Condoleezza Rice y la ex primer ministra inglesa Margaret Thatcher– a puestos de poder, mientras atropella los derechos de la mayoría de sus compañeras. De igual manera, a un ecologismo no feminista le hace falta profundidad, y fácilmente se absorberá en el sistema capitalista. Para crear un mundo nuevo, basado en la red de relaciones entre seres vivos y no en la acumulación de capital, es preciso unir los movimientos feminista y ecologista, la activista dijo.
Una lucha multifacética
El movimiento ecofeminista incluye una gran diversidad de luchas por la igualdad de género, la conservación ambiental y los derechos de la naturaleza. La doctora Shiva mencionó algunos ejemplos: en la ciudad de Bhopal, India, las mujeres más pobres siguen luchando para que se haga justicia años después de la tragedia en la que murieron miles de personas cuando, debido a la negligencia de la empresa transnacional Union Carbide, una nube de gas tóxico escapó de una fábrica dedicada a la elaboración de sustancias químicas. En cuanto a la agricultura, la doctora Shiva ha enjuiciado varias compañías cuando intentaron patentar el código genético de variedades de arroz, frejol, remolacha y neem, un árbol nativo de la India que funciona como un plagicida natural. Los cultivos no son invenciones, sostiene la ambientalista, sino proyectos cooperativos entre la humanidad y la naturaleza, que se desarrollan en el largo plazo.
Otro asunto importante, opinó, es la necesidad de cambiar nuestro sistema económico. En el Ecuador, las autoridades han tomado pasos para valorizar la economía del cuidado. Comentó que en su país y otros lugares mundiales, el ‘desarrollo’ está obstaculizando la vida de muchas personas. El producto bruto nacional y el producto bruto doméstico no son adecuados para medir el bienestar de la población; hay que medir también la productividad de los bosques y la sabiduría escondida en las culturas indígenas.
La doctora Shiva terminó su presentación respondiendo a una activista del pueblo Shuar, quién relató que trabaja día y noche para proteger el futuro de sus hijos, pero parece que el gobierno actual quiere destruir su movimiento. “Ya que su Constitución incluye los derechos de la naturaleza, quiere decir que todos los ecuatorianos tienen el deber de proteger la naturaleza y sus derechos. Lo que ustedes están haciendo para defender la naturaleza es la cosa más patriótica y nacionalista que se pueda hacer, y es muy importante para el mundo”, concluyó.
Pie de foto: Margarita, de la Asociación de Mujeres Populares y Diversas, presenta a la ambientalista Vandana Shiva. Foto: Karen Knee