Así empezamos como seres humanos:
Bebés muy tiernos venimos al mundo.
Con el tiempo vamos creciendo.
Chaupi lenguas, empezamos a balbucear nuestras primeras palabras.
De inocencia e ingenuidad, nuestra vida empieza
En cuanto niño, adolecente y joven.

Fuerza y valor cobramos en cuanto adultos.
Genio, capaz razonamiento, existe.
Hombre y mujer, un nuevo mundo viste.
Igualidad de género la mujer reclama,
Jerarquía de poder el hombre ambiciona,
Kárate que derrota los valores humanos.

Lugar natal es recorrer el mundo.
Lluvia de ambiciones inquietan su memoria.
Morir para ser iguales es lo único que se espera.
Nunca pensemos en comprar la vida.
“Ñaños”, deberíamos decirnos como hermanos.
Odio y venganza priman envés de ello.

Paz y amor ya van tomando su distancia.
Querer juntarlos ya un abismo impide.
Renuévenos, Señor, los corazones.
Riesgoso es caminar por senda obscura.

Somos piedras que tropezamos a cada instante.
Tratando de esquivar, siempre chocamos.
Un día cruzaremos el mismo camino,
Volviendo al altibajo del desino.
Wagón de tren descarrilado de la vida,
Xerósfera de desierto en campo fértil,
Ya se exhibe el ocaso de la inexistencia,
Zumo amargo que todo humano prueba.
 

Nota: este poema, lo escribí basándome en el trayecto de la vida, desde que venimos al mundo y hasta que nos desprendemos de él.