Periódico
Íntag
El Primer Periodico Independiente
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Cocinar con gas de los chanchos
By Luis Robalino Fernández

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Ya no causa mucha novedad en Íntag la noticia de que se han cocinado los alimentos con el biogás (gas biológico) proveniente del estiércol de los chanchos. Esto se debe a la Fundación Brethren y Unida (FBU) cuyo técnicos emprendieron un proyecto piloto para que las familias campesinas tuvieran su propio gas en las fincas. El Fondo de Contravalor Ecuatoriano Suizo (FOES) financió el proyecto. Curiosamente, mientras tener eco-energía ya no causa mayor admiración a nivel local, cuando se trata de visitantes de otros lados la situación es ciertamente diferente. Para muchos todavía es una grata novedad.

 

Algo de las películas
Conversando con la gente vinculada a esta experiencia, se recuerda que al principio era una situación muy novedosa. Es decir, esto de obtener gas a partir de la majada de “los cochinos” y, más todavía, cocinar con ese gas los alimentos, era algo sacado menos o más de las películas. Incluso desde los primeros tiempos que se hablaba y se trabajaba el tema, se han registrado algunas anécdotas. Se cuenta que si bien no se recuerda exactamente quién era el chico preocupado, sí se recuerda que en alguna ocasión un hijo de una de las familias que iba a instalar un biodigestor (así se llaman estas instalaciones que permiten fermentar los estiércoles y transformarlo en gas metano) en tono muy enojado y firme había sentenciado: “Yo-ca no he de estar comiendo cuando mamita cocine con ese gas”.
Más tarde, en 2003, las familias participantes en el proyecto con la FBU deciden constituirse legalmente como la Asociación de Campesinos Agroecológicos de Intag (ACAI). Con este paso, el proceso inicial avanza un poquito, llegando entre el 2004-2006 a ejecutar un pequeño proyecto de implementación de biodigestores en fincas integrales campesinas. El proyecto fue co-financiado por el Programa de Pequeñas Donaciones (PPD), fondo semilla de las Naciones Unidas - Sede Ecuador.
Para ese entonces, Cotacachi, se perfilaba como uno de los primeros territorios locales en América Latina en declararse como Cantón Ecológico, reconocido inclusive mediante Ordenanza Municipal vigente. Desde luego, muy poco publicitados, pero los 14 biodigestores familiares que se instalaron en igual número de fincas (uno en el Colegio Técnico Agropecuario José Peralta de Peñaherrera) de alguna manera contribuyeron en el esfuerzo por construir –en la práctica– a Cotacachi como Cantón Ecológico.
Luego, en el 2009 y 2010, la ACAI vuelve a presentar una propuesta para ampliar la experiencia. Entre varios proyectos a nivel del Ecuador resulta seleccionada y beneficiada con el financiamiento para construir en dos años al menos 24 biodigestores más de los cuales ya están construidos y en funcionamiento (al menos la mitad de los primeros 14).

Los requisitos
Algunos se preguntan: ¿si esta tecnología es de fácil construcción y operación, por qué no se masifica o por qué todo el mundo no tiene un biodigestor en casa? La respuesta a la pregunta está en que –al menos en el caso de la ACAI– no se premia con este beneficio a quien quiera o –como alguien diría– así como así, nomás, pues estas instalaciones son un poco costosas. Aquellas familias que pretendan contar con un biodigestor tienen que cumplir varios requisitos. Por ejemplo, la Directiva aprecia que las/os agricultoras/es hayan sembrado árboles en sus fincas, que hayan reforestado sus vertientes de agua, que estén practicando la conservación de suelos, diversificando sus cultivos, y que además tengan chanchos, mismos que a la hora de la hora son los claves e indispensables. Claro que hay quienes, a pesar de no cuidar y respetar a la Madre Tierra, quisieran tener un biodigestor. Eso no es posible por múltiples razones y/o incoherencias, entre ellas, porque además del biogás el otro producto importante que se obtiene mediante los biodigestores es el biol (bioabono líquido) que es un muy buen alimento para el suelo. Seguramente quien no respeta y quiere a la Madre Tierra va a desperdiciar este rico bioabono y, si va a desperdiciarlo, entonces no vale la pena.
Hoy que casi todo el mundo habla de la crisis ambiental y de la sostenibilidad del planeta, la discusión, la reflexión y la difusión de este tipo de alternativas son cada vez más necesarias. Lamentablemente, los problemas globales y locales del calentamiento y/o cambio climático son precisamente el resultado del uso y abuso de energías no renovables. Aunque a muy pequeña escala, estas iniciativas merecen mejor apoyo de parte de los gobiernos y de otras instancias.

 

 

*Técnico de la ACAI