Los miembros de la Casa del Agricultor vivieron días de alegría en estos meses. Primero, este centro de acopio de la Corporación Talleres del Gran Valle (CTGV), ubicado en San José de Magdalena, cerró el año 2009 con el mayor nivel de ventas desde su fundación en el 2001. Luego, en febrero de este año, la organización culminó un trabajo de varios años que buscaba exportar fréjol ya no a granel sino empacado, listo para el consumo. Un total de 154 quintales de fréjol (variedades Alegre y Bayo) salieron envasados al vacío en fundas de 500 gramos para CTM-altromercato, distribuidor número uno de productos del comercio justo en Italia. Como resultado, los agricultores han logrando que el valor agregado se quede en la zona.
Pero no fue ésta la única buena noticia: este mismo mes, junto a la AGEPA, organización amiga miembro de la Federación de Leguminosas, la CTGV ganó la licitación de la Feria Inclusiva organizada por el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES). Esto significa que el fréjol Alegre, semilla rescatada y cultivada únicamente en Manduriacos, sea reconocido y considerado en la compra pública, más allá de los tradicionales fréjoles rojos. Este avance fue posible luego de varias reuniones de trabajo con la gente del MIES que se mostró muy abierta en apoyar a pequeños agricultores organizados y con el soporte técnico de Forcafrejol, del Fondo Ecuatoriano Populorum Progresum (FEPP) y de la Asamblea de Unidad Cantonal de Cotacachi (AUCC). “Trae buenas perspectivas para las próximas cosechas. Estamos apostando a una producción de 2 000 quintales para finales del año”, dice Alex Ayala, joven agrónomo a cargo del área productiva en la CTGV.
Agricultores protagonistas
Entre septiembre de 2009 y febrero de 2010, 59 personas (49 mujeres y 10 hombres) participaron en la selección y empaque de unos 800 quintales de fréjol. Cuarenta y una familias de pequeños productores entregaron entre seis y cien quintales cada una. Los y las productoras son de las comunidades de La Armenia, San Roque, Chontal y Magdalena Bajo. Don Víctor Lomas, presidente de la comunidad de Magdalena Alto y presidente de la CTGV desde junio del 2009, señala: “El impacto económico en fuentes de trabajo de poscosecha, compra de granos y otros servicios, como transporte, supera los 60 mil dólares invertidos en Manduriacos. Estamos contentos, es bueno para nuestro sector”.
Roque Rivera, coordinador de la Casa del Agricultor, ofreció una explicación del proceso: “Nos estamos superando, consiguiendo la sostenibilidad. Para ello, hubo que hacer unos cambios en la forma de trabajar y de organizarnos: antes de cada pedido, realizamos una ‘proforma’, que es un presupuesto previo para comprobar que deja utilidades y se realiza un cronograma de pagos. Estoy agradecido con la gente que nos colaboró, a veces hasta horas tardías de la noche, para cumplir con la calidad y los plazos de entrega de los clientes que fueron bien exigentes, así como a los agricultores que hicieron un esfuerzo en aguantar parte del pago hasta conseguir un mercado seguro”. Según el señor Rivera, se ve más claro el futuro de los agricultores porque los precios de todas las variedades de fréjol se igualan y además alcanzan un precio mejor y estable.
En este proceso los dirigentes resaltan la confianza de entidades como Pro Derechos Ciudadanos (PRODECI) y CORDESPRO que otorgaron seguidamente dos créditos para capital de trabajo, lo cual facilitó la buena marcha de la compra-venta de fréjol.
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