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Agricultura industrial: ¿Mitos o verdades?
By Mary Ellen Fieweger

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¿Son los alimentos transgénicos el futuro? ¿Es hora de admitir que las formas tradicionales de cultivar ya no son capaces de satisfacer las necesidades alimentarias del ser humano? Estos fueron los mensajes del programa “Alimentos naturales y transgénicos”, segmento de la telerevista Mitos y Verdades de Teleamazonas transmitido el 3 de octubre.
Desconcertadas por la información –o desinformación– difundida por el canal, 18 organizaciones dedicadas a la agroecología, la seguridad alimentaria y la conservación de los suelos y fuentes de agua dirigieron una carta abierta a Teleamazonas. En la misiva indicaron los graves errores y omisiones del programa. A continuación, un resumen de estos.

Ausencias imperdonables
La primera preocupación detallada por las organizaciones citadas fue la ausencia completa de información sobre la agroecología. Definen el término como una forma de producción de alimentos que se basa la conservación de los recursos naturales necesarios para dicha  producción. La agroecología abarca, además, el respeto a las comunidades rurales y la aplicación de principios éticos y humanos al cultivar la tierra. Afirman que la agroecología es altamente productiva y que combina nuevas concepciones y tecnologías con métodos y conocimientos tradicionales.
Luego, los firmantes de la carta citan los “efectos nefastos de medio siglo de agricultura industrial”. A pesar de su importancia, no se mencionaron en el programa. Los impactos incluyen la erosión genética, la salinización de los suelos, la destrucción de sistemas tradicionales de producción, el incremento en el uso de insumos basados en combustibles fósiles y el uso intensivo de agrotóxicos.

 

Los productores del programa de Teleamazonas tampoco hicieron mención de los impactos en los agricultores de la producción industrial de alimentos. Según los datos oficiales de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO, sigla en inglés) de las Naciones Unidas, los plaguicidas causan 20 mil muertes accidentales y 200 mil suicidios cada año. Pero una revisión de los archivos en hospitales rurales sugiere que los números citados sólo incluyen una pequeña parte de los casos reales. Un estudio llevado a cabo en el Ecuador indica que los plaguicidas son la segunda causa de hospitalización después de los accidentes de tránsito. Y estudios en otras partes del mundo muestran una clara relación entre el uso de plaguicidas altamente tóxicos y la tasa de suicidios que anda por unas 900 mil personas por año. Según la industria, no se le puede responsabilizar por estas muertes. Sin embargo, existe una relación entre la exposición crónica a sustancias tóxicas que afectan el cerebro (los llamados neurotoxinas) y la depresión, y entre la depresión y el suicidio. Además, la intoxicación crónica puede causar cáncer, lupus y otras enfermedades graves. Es justamente por este hecho que la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Banco Mundial, la Agencia de Desarrollo Internacional (USAID), la FAO y diversos países (incluyendo Ecuador), “están comenzando a prohibir los plaguicidas altamente tóxicos”.

Más plaguicidas, menos producción
El programa presentó a Argentina como un modelo de agricultura digno de reproducir. Un aspecto clave de este modelo son las enormes extensiones de soya transgénica que se introdujo hace 15 años y que ha puesto fin a la agricultura familiar y diversificada. Como consecuencia, miles de familias migran cada año a las ciudades en busca de trabajo. Lo que es más, se roce este cultivo periódicamente con glifosato, un plaguicida. Después de más de una década, los moradores de las comunidades aledañas a las plantaciones de soya registran elevadísimos niveles de cáncer, abortos espontáneos y enfermedades cerebrales. Sin embargo, “Mitos y Verdades” presenta “una Argentina boytante gracias a la soya transgénica, donde las malezas no crecen y no hace falta arar”. Lo que el programa no menciona es que en vez de disminuir, el consumo de glifosato se ha incrementado con el cultivo de la soya transgénica: Mientras en 1991, se roció un millón de litros de glifosato, la cifra subió a 12 millones en 1996, año en que se introdujo la soya genéticamente modificada. Y subió de nuevo –y de manera espeluznante– en 1999 a 58 millones de litros y en 2006 a 130 millones.
¿La productividad mejora con el cultivo de transgénicos? Ésta es otra afirmación cuestionable de “Mitos y Verdades”. Investigadores de la Universidad de Kansas, EE.UU., revelaron en 2008 que los cultivos de soya, maíz, algodón y canola sembrados antes de la época de los transgénicos fueron más productivos. Por ejemplo, la soya transgénica muestra un rendimiento de hasta el 10 por ciento menor a las variedades tradicionales. Diez años de investigaciones por otros científicos estadounidenses y argentinos arrojan resultados similares. Peor, las plagas se han desarrollado una resistencia a los plaguicidas. Esto obliga a los agricultores a aplicar químicos más fuertes. En otros casos, como el del algodón colombiano, los agricultores que cambiaron a variedades transgénicas tienen problemas con insectos que antes, en la presencia de variedades tradicionales, no requerían control químico.

Transgénicos, salud, pobreza y medioambiente
Son igualmente preocupantes los resultados de estudios hechos de animales alimentados con soya transgénica. Un análisis en 2002 del hígado de ratas que comían este cultivo indicó alteraciones genéticas. Otro estudio, de conejos, llevado a cabo en 2006, reveló nuevas afectaciones preocupantes del hígado. Y un tercer estudio, esta vez con ratas alimentadas con maíz transgénico, demostró lesiones en el hígado y otras señales de la toxicidad del producto. Existen una gran cantidad de estudios adicionales que han demostrado similares problemas en animales alimentados de maíz, canola y soya transgénicos y también en la biodiversidad y los sistemas agrícolas.
Según la carta citada, un reportero de “Mitos y Verdades” entrevistó a la doctora Elizabeth Bravo durante casi una hora. La científica presentó los datos citados y muchos más. Ninguno apreció en el programa. Lo que es más, poco antes de la transmisión de este segmento de “Mitos y Verdades”, se celebró un foro en la Universidad Andina sobre los impactos en la salud y el medio ambiente de los cultivos transgénicos y de agrocombustibles. En este evento, científicos ecuatorianos y de otros países, ciudadanos y agricultores identificaron los peligros del modelo agroindustrial y solicitaron a los medios que socializaran información sobre el tema.
La carta termina con estas palabras: “Por defender la salud de nuestras familias y de todos los ecuatorianos, para evitar un mayor empobrecimiento de los pequeños productores y frenar la alteración y el deterioro del ambiente, las organizaciones abajo firmantes consideramos que el programa "Mitos y Verdades" del 3 de octubre ha desinformado a la población, pues no mostró de manera seria y objetiva las verdades sobre la agricultura industrial, los plaguicidas y los transgénicos”.
Fuente: Carta abierta a “Mitos y Verdades” en relación a su programa del 3 de octubre sobre la agricultura industrial, los plaguicidas y los transgénicos, firmada por PROBIO, Colectivo Agroecológico, Heifer Ecuador, Red de Guardianes de Semillas, Instituto de Estudios Ecologistas, Federación de Centros Agrícolas y Organizaciones Campesinas del Litoral, Agroecólocos de Guayaquil, Campaña Semillas de Identidad Ecuador, Acción Ecológica, RALLT, Red de Ecologistas Populares, Red LAR, AnimaNaturalis Ecuador, Red Ambiental, Canasta Comunitaria CEB\'s Parroquia El Cambio, Corporación Utopía, Red Mar Tierra y Canasta, Red Agroecológica del Austro



 

 

AGROINDUSTRIA, ETICA

E INVESTIGACION EN SALUD Y AMBIENTE

El Foro Internacional sobre Agroindustria, Ética e Invedstigación en Salud y Ambiente: Transgénicos y Agrocombustibles reunió a científicos, agricultores, representantes de organizaciones de la ciudad y el campo, de instituciones públicas y de colectivos sociales de América latina. El evento se celebró el 20 y 21 de septiembre en la Universidad Andina en Quito. El evento concluyó con la firma de un manifiesto que resumimos a continuación.

Concientes de la importancia de proteger, consolidar y fortalecer nuestra soberanía alimentaria, y articulados desde la equidad, la justicia social y medioambiental y la construcción de propuestas para una agricultura sustentable, hacemos un llamado a la participación de:

Fuente: Manifiesto público Foro Internacional Agroindustria, Ética e Investigación en Salud y Ambiente, Universidad Andina Simón Bolívar, 20-21 de septiembre de 2010.